
Es el año 1000. Después de haber pasado el invierno en una costa este de Norteámerica, una expedición vikinga lleva su exploración hacia el sur. Atrapado en un húracan, el barco dañado llega a un mundo desconocido: la tierra que hoy conocemos como México. Sólo dos hombres sobreviven al naufragio: Ari, uno de los hijos naturales de Erik el Rojo, y un esclavo cristiano, Melkolf.
El impacto del encuentro es tan grande para los viajeros del norte como para los indígenas del sur. Los primeros, que creían encontrar sólo seres primitivos, descubren, estupefactos, una civilización que construye ciudades populosas y edificios imponentes; los toltecas están impresionados por la fisionomía, las armas de metal y los conocimientos de los recién llegados del mar. Convencidos del origen divino de Ari, lo llaman Huracán.
En general lo calificaría como bueno. La hipótesis de que fuera Quetzalcóatl un vikingo es muy probable y hasta cierto punto creíble.
El impacto del encuentro es tan grande para los viajeros del norte como para los indígenas del sur. Los primeros, que creían encontrar sólo seres primitivos, descubren, estupefactos, una civilización que construye ciudades populosas y edificios imponentes; los toltecas están impresionados por la fisionomía, las armas de metal y los conocimientos de los recién llegados del mar. Convencidos del origen divino de Ari, lo llaman Huracán.
En general lo calificaría como bueno. La hipótesis de que fuera Quetzalcóatl un vikingo es muy probable y hasta cierto punto creíble.
No hay comentarios:
Publicar un comentario